Los datos muestran que el uso de las pantallas tiene un devastador efecto negativo en la inteligencia y el desarrollo. Entonces, si hay tantos estudios al respecto, ¿por qué tantísimos padres y madres permiten que sus hijos e hijas pasen largas horas usando dispositivos digitales?. Quiero pensar que por desinformación. Porque quien conoce los efectos que producen las pantallas protege a sus hijos e hijas. Es la industria de las pantallas una de las más lucrativas , y hay problemas de salud, como este, al que se le da la espalda por motivos económicos. Lo mismo ocurrió con el tabaco, y hoy en día con las casas de apuestas , por ejemplo.
Mark Bauerlein, profesor de la Universidad de Atlanta (Georgia), sostiene que esta es la generación más estúpida que ha habido nunca. A día de hoy se conoce que las pantallas pueden desencadenar los mismos mecanismos cerebrales que con otras adicciones. La capacidad de atención, memoria y lenguaje se han reducido en esta generación. No olvidemos que la inteligencia se basa en la capacidad de poder memorizar, y se ve gravemente afectado por el uso de las pantallas. Las pantallas afectan al lenguaje, a la capacidad de pensar, de razonar, de memorizar... Nuestro cerebro, fruto de su largo período de evolución, es eminentemente social, necesita de la interacción humana, de estímulos sensoriales auditivos, visuales, olfativos, táctiles, de actividad física, necesaria para la maduración cerebral, de sueño, imprescindible para el aprendizaje y el desarrollo .Y esto No lo proporcionan las pantallas.
¿Y en las escuelas?. Andreas Schleicher, coordinador del informe Pisa, afirma que el uso de aparatos digitales en las escuelas "empeora las cosas". De hecho, comenta que en Suecia, el rendimiento educativo ha bajado en los últimos años, coincidiendo con el uso de dispositivos digitales en las escuelas. Los estudios demuestran que el uso de pantallas reduce la capacidad de concentración y proporciona menor rendimiento intelectual. Y es que No se estimula igual un cerebro infantil frente a una pantalla que frente a una persona. No es de extrañar, en estos casos, que aumente durante la etapa infantil, la necesidad de la asistencia de logopedas.
Preocupante también cuando los adultos No damos ejemplo a nuestros menores. Y es que lo habitual, que No lo normal, es ver a personas por la calle, en salas de espera, en colas de comercios, parada del autobús, metro... hipnotizados delante de las pantallas. Muchos simplemente lo miran de manera compulsiva, simplemente por ver si hay algo nuevo.
El investigador y neurocientífico Michel Desmurget , en su libro, La fábrica de cretinos digitales, nos relata cómo una persona puede llegar a pasar delante de las pantallas desde los 2 a los 18 años el equivalente a 30 años escolares, o cómo sufrimos entre 50 y 150 interrupciones al día debidas a dispositivos digitales. Y esto pasa factura también a nuestros cerebros adultos. Así lo afirma Raquel Marín , catedrática de Fisiología, "Cuando estamos haciendo algo, No es fácil volver a recuperarlo. El cerebro necesita volver a reconstruir ese circuito neuronal previo, y esto supone un enorme gasto de energia". Las pantallas nos pueden llegar a generar estrés y ansiedad, antesala de la depresión.
Más deporte, más sueño, más libros en papel, más interacción social, más contacto con la naturaleza, más manualidades, más actividades culturales para potenciar la inteligencia, la concentración, la atención, la memoria, la psicomotricidad, las habilidades sociales, la educación en valores, la autoestima... Si es que todo son ventajas viviendo alejados de las pantallas.